miércoles, 5 de noviembre de 2008

Sí, pudimos


(publicado en El Periodico de Catalunya/ 05.11.2008)

Sí, pudimos


* Los electores se vuelcan en unos comicios que hacen historia

IDOYA NOAIN/ CHICAGO / ENVIADA ESPECIAL

Eran poco antes de las nueve y media de la noche cuando Dana Bash, la periodista de CNN que ha cubierto durante meses la campaña de John McCain, aseguraba que un cercano asesor del candidato republicano reconocía no ver ya ninguna esperanza a la que agarrarse. En ese momento, el Grant Park de Chicago estalló en un alarido eufórico, entusiasta, desatado, contagioso. El realismo se había hecho realidad. El sueño ya no solo se acariciaba. El sueño se vivía.
Durante meses, los seguidores de Barack Obama habían hecho suyo el grito del activista latino César Chávez y habían clamado en inglés y en español "Yes we can". "Sí, podemos". Sí se puede. Ayer, sus ojos encendidos, sus emociones desnudas, sus abrazos y hasta sus camisetas declaraban la victoria: "Yes we did". "Pudimos hacerlo". Lo hicimos.
Probablemente la emoción era la misma en infinitos rincones del país y del mundo. Pero en Chicago, la ciudad que vio nacer políticamente al hombre que presidirá Estados Unidos, al primer líder negro de una nación donde hasta hace solo unas décadas su color le habría impedido hacer nada de lo que ha hecho, todo se vivía con una intensidad especial.
No quedaba ya espacio para las dudas, para los miedos, para las predicciones o para las apuestas. Y cientos de miles de personas necesitaban acercarse lo máximo posible hasta su candidato, llenar las calles y el parque, arroparle en el final de un largo viaje que representa el principio de uno más emocionante aún.

MAREA HUMANA Algunos astrólogos habían hablado de un momento poco frecuente, en que Saturno, planeta que representa la estabilidad, se enfrenta con Urano, la fuerza de la revolución y el cambio. Ayer, en Chicago, no hacía falta creer en las fuerzas planetarias ni mirar a las estrellas. Por las calles que desembocan en Grant Park, escenario elegido por Obama para su discurso de la noche electoral, fluían caudalosas corrientes humanas. Y todos esos afluentes acababan formando junto al lago Michigan una poderosa marea humana, cargada de una energía ineludible, tan potente como solo puede generar la unión de gentes de todas las edades y razas, mágica.

EL PRINCIPIO DEL SUEÑO "Acabo de ver a un hombre blanco con una camiseta de Obama y otra de Martin Luther King. Y no hace mucho pensaba que eso no sería posible", decía entusiasmada Sonia García, una joven estudiante de origen hispano voluntaria en la campaña y que había conseguido una de las codiciadas 65.000 entradas que daban acceso a la zona del parque más cercana al escenario. "Esta mañana me he emocionado mucho después de votar --continuaba--. He escuchado Man in the mirror, la canción de Michael Jackson, y me he puesto a llorar. Es el principio del sueño. El principio".
Crystal Brown, una muchacha negra de 24 años, aprovechaba esa creencia para, como otros cientos de personas, vender camisetas, alentada por policías que, por una noche, no tenían el más mínimo interés en --ni la más remota posibilidad de-- controlar de cerca a los vendedores ambulantes.
Brown había llegado la noche anterior desde Menfis y traía varias bolsas repletas de prendas que unían a Luther King y a Obama, al soñador y al sueño, por 15 dólares (o dos veces por 25). "No importa lo que suceda esta noche --aseguraba--, Obama ya ha marcado una diferencia. Y él representa no solamente el sueño sobre la raza: encarna la posibilidad de la igualdad en América y para todo el mundo".

SANAR UN PAÍS DIVIDIDO No tener una entrada no desanimó a nadie, como tampoco lo hicieron los controles policiales que --en principio-- obligaban a abrir cada bolso, a vaciarse los bolsillos. En el extremo norte del parque había instaladas varias enormes pantallas. Y ante ellas se unían en el más improbable picnic nocturno miles de personas. Muchos jóvenes, pero no solo. Muchos negros, pero no solo.
"Yo quería estar aquí. Necesitaba estar aquí", explicaba Anne Santiago, una mujer de padres portorriqueños nacida en Nueva York y ahora residente de Las Vegas. "Si miras a tu alrededor entiendes lo que ha pasado en este país con Obama: América es realmente la tierra de las oportunidades. Y ahora podemos empezar a sanar un país que ha estado
tan dividido. No solíamos estar tan separados, pero lo han logrado con el miedo", lamentaba Santiago. "Pero mira a toda esta gente... Está totalmente mezclada y es verdad lo que ha dicho Obama: no hay estados rojos republicanos y estados azules demócrata. Hay unos Estados Unidos, y él lo ha logrado".
Segundos después de pronunciar esas palabras, una enorme pantalla que retransmitía la señal de la CNN daba la primera proyección de victoria para Obama en Vermont. El aplauso fue atronador. Inmediatamente la pantalla se salpicaba de rojo para indiciar la proyectada victoria de John McCain en Kentucky. Llegaron los abucheos. En el horizonte, las luces de uno de los rascacielos de Chicago deletreaban USA.

"SE ACABÓ EL MIEDO" "No tengo miedo, se acabó el miedo, solo tengo esperanza", decía Diane Wilson, la amiga de Santiago, resistiéndose a pensar que conforme avanzara la noche las urnas pudieran apagar su sueño. "Los que nos hemos reunido aquí representamos lo que ha pasado en estas elecciones. Cientos de miles de personas sin nombre ni rostro conocido nos hemos entregado sin descanso a luchar para cambiar las cosas".
Al lado de mujeres como estas, de gente como Santiago, que vivió en los años 60 "la esperanza de una generación" y la vio desvanecerse después "sin saber cómo pasó", estaban sentados Joshua y Sheila, blancos, tan jóvenes que solo pudieron aprender en los libros de historia aquellos momentos de los que hablan emocionados y nostálgicos los más mayores. Pero ellos sentían que algo tan grande como aquello está a punto de pasar ahora, en esta primera década del siglo XXI.

IMPOSIBLE QUEDARSE EN CASA "No podía quedarme en casa en un momento como este o verlo por la tele", decía Joshua, un administrativo informático de 26 años que lucía una de las camisetas que han cambiado el "sí se puede" por el "sí hemos podido". "El último año he estado más entusiasmado que nunca, y los últimos seis meses más aún. Todo el mundo quiere el cambio".
Definir el cambio que auguran como radical asusta a algunos, pero no a Joshua. "No sé si será revolucionario comparándolo con otras revoluciones del pasado, pero será revolucionario para estos tiempos". Santiago decía algo parecido: "Ha llegado el momento".
Mientras hablaban la gente seguía llegando sin parar. Miles se agrupaban en bares, en fiestas organizadas en casas, en restaurantes, en todo tipo de locales. Pero el parque Grant fue el centro del planeta Obama. La noche se hizo oscura y empezaban a verse chaquetas y abrigos. Pero nadie tenía frío. Mucho menos, prisa por marcharse.

4 comentarios:

Ester dijo...

Voler és poder?

Ester dijo...

Voler és poder?

ARC dijo...

VOLER es lo fundamental, sin querer no tiene sentido disponer de poder.
recuerdo que cuando era un "pipiolo" y jugaba un poco a futbol, un tecnico me dijo...."las tres claves para llegar a ser algo en el deporte y en la vida son: Querer, Saber y Poder".

Tot Barcelona dijo...

todo tiene su sentido...todo..¡¡¡ salut